Entre los participantes nos encontramos con Cecilia Ezcurra, Masha von Ungern y Silvana Alzogaray; de esta forma teníamos asegurada una salida riquísima en observación de aves, plantas y ¡geología!
La recta siguiente al paso al nivel fue parada obligada: el Huala, unos Quetros, varios Sobrepuestos y muchas otras especies de aves nos permitieron disfrutar apenas empezadita la salida. Allí nomás contamos 15 especies de aves y ya escuchamos y reconocimos al Canastero Coludo. La mañana grisácea sobre el lago planchado hermoseaba el paisaje y todos sentimos que levantarse temprano valía la pena.
Luego vino la caminata atravesando “Girasoles del Limay”, una fracción convertida en emprendimiento urbanístico que bordea el Limay y permite el acceso hasta un cerrito conformado por rocas volcánicas. Aunque la subida es empinada vale la pena llegar a lo alto para ver serpentear la Ruta 23 metiéndose en la estepa, la planicie glacifluvial producto del retiro de los hielos del glaciar Nahuel Huapi y contemplar el Cerro Leones desde otra perspectiva. Un Carancho en vuelo, los Fiofíos, la Ratona, el sonido del Pitío y unas Águilas Mora en vuelo completaban el paisaje.
Mientras subíamos, las plantas en flor nos iban haciendo detener, como el charcao, el taco de reina, la azucena del campo, la mutisia, entre otras. Algunas mostraban sus frutos cargados de semillas y compartíamos algunas experiencias como para reproducirlas en nuestras casas. Nos maravillamos de la capacidad de adaptación de estas plantas y de la belleza que poseen, demostrándonos que la estepa no tiene nada de desierto y además que las cenizas no interfirieron en su ciclo de vida.
Luego de la parada obligatoria para matear, compartir cosas ricas y disfrutar del ambiente que nos rodeaba, emprendimos la bajada para tratar de localizar algunos nidos en un bosquecito de chacay. Identificamos el canto del Canastero Coludo y escuchamos el de otro canastero pero sin poder identificar la especie.
Encontramos un huevito entre las ramas, verde/celeste con manchas rugosas amarronadas, ovoide de 2 cm de largo. Muy cerca (a 40 cm) de un nido alargado, presumiblemente depredado por algún animal. También pudimos dar con otro nido, en este caso de Canastero Coludo pero de nidadas anteriores con signos de deterioro por el paso del tiempo.
Unas Cachirlas Comunes nos sorprendieron con su vuelo vertical emergiendo entre los coirones y neneos.
Al finalizar la recorrida revisamos la lista de especies observadas en total, 29 especies de aves:
Esperemos encontrarnos nuevamente en la salida de febrero con más observadores de aves sus ambientes.
Informe: Jose Gimenez y Silvana Alzogaray
Fotografías: Yolanda Bambill, Coli Lai y Silvana Alzogaray
Fotografías: Yolanda Bambill, Coli Lai y Silvana Alzogaray