23.7.09

El peutrén y yo

El peutrén (Colorhampus parvirostris) es un ave endémica del bosque andino patagónico. Es más frecuente escucharlo que verlo. Su canto es apenas un silbido largo que recuerda a un globo desinflándose. Vive en los bosuqes altos, entre las copas de los coihues, lejos de los observadores de aves. En invierno baja, escapando del frío y buscando refugio en los árboles más frondosos, como los que hay en el patio de la escuela donde trabajo. Allí vi por primera vez por la ventana de mi aula en agosto del 2006. Recuerdo haberme asomado a ver si se largaba la nevada y allí estaba, acurrucado en una rama, a escasos 50 cm como un hermoso piojito posado en el árbol. Inmutable él y yo nos quedamos unos largos cinco minutos mirándonos. Después volví a mi clase y él se voló. Con la esperanza de volverlo a ver seguí vigilando la ventana los días subsiguientes pero no volvió.
Unos días después ya terminando agosto, salimos a caminar por el barrio con mis hijos y lo vimos muy alto entre las copas de unos coihues. Recuerdo que al consultar sobre el tema, un especialista me dijo que "era una descripción muy fantasiosa del peutrén". Todavía me río al recordarlo: "Son muy pequeños, vuelan alto entre los coihues y ciprés del bosquecito de mi barrio (...) cuerpo más bien rechonchos, cara gris, pecho estriado, vientre claro. Pico negro, leve línea negra en corona, iris negro, atrás del ojo macha negra (puede ser sombra pues estaba alto enel renoval del coihue). Hombro blanco, remeras con línea canela. Timoneras más oscuras. Tres ejemplares en el coihue, inquietos y curiosos. Yendo y viniendo, como posando para que los vea claramente".
Desde entonces no lo he vuelto a ver. Si lo escuché varias veces en el Sendero de Llao Llao, en la ladera norte del Cerro Otto, en el Valle del Challhuaco. Pero verlo, nunca hasta hoy.Como saben, las clases están suspendidas. Igualmente estoy yendo varias tardes para poner en orden algunas cosas de mi sala de computación. Obviamente, llevo la cámara y los binoculares, con la larga esperanza de reencontrar al peutrén. Hoy se me dio. Llegué a las doce, acomodé las cosas, me asomé por la ventana y allí estaba con su silbido y sus saltos continuos de rama en rama. Reconozco que no saqué ni una foto buena, pero en ellas quedó confirmado mi avistaje de hace tres años, cuando era novato en estas lides de observar e identificar aves. Además quiso la cámara registrar su conducta aunque no hacer foco en el ave: oculto entre el follaje, dando saltos, desconfiado observando al observador, con sus vibrisas claramente notorias como buen tiránido y sus colores pardos y grises que lo confunden con el ambiente.
Este pequeño peutrén me alegró la tarde.

No hay comentarios: